Cuál es la verdadera situación del hambre en Colombia
En las últimas horas se ha desatado una polémica entre la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, y el Estado colombiano, a raíz de un informe de la organización en el que se aseguraba que en Colombia hay insuficiencia alimentaria y, peor aún, un riesgo de padecer hambre aguda. Después de que el Gobierno Nacional se pronunciara rechazando la información, la FAO aclaró que hubo una exageración en el documento.
Alan Bojanic, representante de la FAO en Colombia, dijo que no se podían desconocer los esfuerzos que el Gobierno realiza en cuanto a seguridad alimentaria y agregó que tampoco cumplió con su objetivo la comparación de la situación de hambruna que se hizo entre Colombia y países como Yemen, Sudán del Sur, Nigeria y Etiopía. Efectivamente, la situación en nuestro país no es tan grave como la de otros estados mencionados en el informe de la FAO, pero la realidad es que el hambre sí sigue siendo un problema en Colombia.
Un reciente estudio sobre inseguridad alimentaria infantil que realizaron la Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia (Ábaco) y la Cámara de Alimentos de la Asociación Nacional de Industriales (Andi) estableció que el 54.2 % de los hogares en todo el territorio nacional presenta inseguridad alimentaria. Esto último también sufrió un impacto a causa de la pandemia, pues según cifras del Dane, antes del inicio de la cuarentena por el coronavirus, en el país el 11,9 % de los colombianos consumían menos de tres comidas al día; pero para septiembre de 2020 la cifra ya estaba en 30% y se mantuvo hasta julio de 2021.
Esos datos significan, a grandes rasgos, que aproximadamente 21 millones de ciudadanos colombianos no logran acceder a las tres comidas básicas del día. Esto también es un reflejo de la pobreza económica en los hogares que, según el Dane, actualmente está en un 42.5 % y tiene la consecuencia de que el poder adquisitivo de los colombianos para comprar productos de la canasta familiar es cada vez menor.
Además, esta situación también ha desencadenado que, según los datos analizados, 560 mil niños menores de 5 años en el país tengan desnutrición crónica. En este caso, entre los departamentos que presentan inseguridad alimentaria superior al 60% en los hogares se encuentran Chocó (76,8%), Sucre (73,9%), Vichada (70,1%), La Guajira (69,3%) y Putumayo (68,7%), entre otros.
Y el estudio demostró que hay factores y variantes que tienen en común los hogares con esta inseguridad alimentaria, como que tienen una madre como cabeza de hogar, pertenecen a comunidades afrodescendientes o indígenas, residen en el campo colombiano y están compuestos por al menos siete integrantes.
En una investigación de la Universidad de Antioquia, liderada por la maestra Lorena Patricia Mancilla López, coordinadora de la Unidad de Análisis de Políticas Alimentarias y Nutricionales de la UdeA, el grupo de investigación analizó por qué permanece y se agudiza el problema del hambre en el país a pesar de las políticas públicas que buscan erradicarla. En este caso establecieron que en Colombia sí se “han promovido múltiples políticas y programas de alimentación y nutrición —PPAN— para disminuir la brecha entre quienes tienen y no tienen acceso a una comida de calidad”, se lee en un artículo publicado por la universidad.
Una de las conclusiones a las que llegaron con esta investigación es que estas políticas y programas públicos se están gestionando con una lógica de mercado, es decir, hay un mayor enfoque en la subcontratación de terceros y empresas privadas para llevar a cabo los programas, y estos tienen el propósito de lograr una rentabilidad financiera. La maestra Mancilla detalló en el artículo que la tercerización en estos programas hace que todo se centre en la fiscalización y supervisión de los contratistas, “sin la posibilidad de abordar la política de forma más integral, de repensar los procesos y de atender las necesidades de la población objeto”.
En este punto, según Juan Carlos Buitrago, director ejecutivo del Banco de Alimentos, citado en un artículo de la Universidad Nacional, señaló que “en Colombia el hambre se nos volvió paisaje; los colombianos somos muy resilientes y nos vamos acostumbrando a las adversidades”. Además, el problema se suma a problemáticas económicas, ambientales y sociales; según cifras del Banco Mundial en mayo de 2021, acabar con la desnutrición en Colombia impactaría de manera positiva los ingresos per cápita al año en el país, entre 4,3 % y 6,5% de aumento.
También hay que añadir que, paradójicamente, aunque 5 de cada 10 colombianos sufren de inseguridad alimentaria, en el país no falta alimento. De hecho, anualmente en Colombia se desperdician millones de toneladas de alimentos, así lo señaló un informe del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
Juan Carlos Buitrago, director ejecutivo del Banco de Alimentos explicó en un diálogo con la cadena RCN Radio que “con los alimentos que desperdiciamos en Colombia podríamos darle de comer a ocho Guajiras completas durante todo un año. Si todos los lácteos se pasarán a botellas de leche de un litro podríamos decir que arrojamos 70.000 botellas y si las frutas y verduras las vemos en manzanas se botan 111 millones de manzanas”.
El Departamento Nacional de Planeación (DNP) presentó sobre este vergonzoso hecho un balance más detallado. Por ejemplo, con cifras analizadas en el primer semestre de 2021, en Colombia se pierden y desperdician 9,76 millones de toneladas de alimentos, es decir, el 34% de los alimentos disponibles para consumo. El mayor impacto es en la producción agropecuaria (3,95 millones de toneladas), luego en la distribución y retail (2,01 millones de toneladas), seguido por la poscosecha y almacenamiento (1,93 millones de toneladas), en el consumo (1,53 millones de toneladas) y, finalmente, en el procesamiento industrial (342 millones de toneladas).
En cuanto a los alimentos, el DNP detalló que se pierden 6,1 millones de toneladas de frutas y verduras; 2,4 millones de toneladas de raíces y tubérculos; 772 mil toneladas de cereales; 269 mil toneladas de cárnicos; 148 mil toneladas de legumbres; 50 mil toneladas de pescados y 29 mil toneladas de productos lácteos.
Mientras que si hablamos de las regiones en las que más se desperdician los alimentos, en primer lugar está la centro-oriental con 1,7 millones de toneladas, seguida por el eje cafetero (Antioquia, Quindío, Caldas y Risaralda) con 646 mil toneladas de alimentos desperdiciados.
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