Ejército de Brasil no es obstáculo para tercer mandato de Lula, dicen exgenerales y analistas
Por Anthony Boadle
BRASILIA, 1 feb (Reuters) – Las Fuerzas Armadas de Brasil respetarían una victoria del expresidente izquierdista Luiz Inácio Lula de Silva en las elecciones presidenciales de este año, dijeron a Reuters dos generales en retiro, sumándose a las recientes señales de los mandos militares que se distancian del proyecto político del presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro.
Bolsonaro, un excapitán del Ejército, incorporó un número sin precedentes de oficiales militares a su gobierno, incluyendo puestos clave del gabinete. También ha cuestionado al sistema electoral de Brasil, lo que hace temer que no acepte la derrota en las elecciones de octubre, como hizo su homólogo político en Estados Unidos, el expresidente Donald Trump.
Eso ha centrado las especulaciones en cómo reaccionarían las Fuerzas Armadas, dado el fuerte apoyo de las bases a la elección de Bolsonaro en 2018 y la histórica desconfianza hacia Lula y su Partido de los Trabajadores.
Las preocupaciones sobre una intervención electoral del Ejército se deben a la brutal dictadura militar de 21 años de Brasil que terminó en 1985, que llevó al país a establecer reglas para separar a las Fuerzas Armadas de la política.
«Quien gane las elecciones gobernará Brasil. No hay otra alternativa que respetar la voluntad del pueblo», dijo el general en retiro Carlos Alberto dos Santos Cruz, quien fue ministro de Bolsonaro durante cinco meses en 2019, pero fue despedido tras enemistarse con el presidente.
«No puedo imaginar a las Fuerzas Armadas comportándose de otra manera», dijo dos Santos Cruz en una entrevista la semana pasada.
Analistas políticos y un exministro de Defensa dijeron que el prestigio de los militares se ha visto afectado debido a que Bolsonaro difuminó la línea entre su gobierno y las Fuerzas Armadas.
La debilidad de la economía y el mal manejo de la pandemia de coronavirus por parte del presidente, escéptico a las vacunas, están haciendo subir sus índices de rechazo y las primeras encuestas de opinión muestran que Lula podría arrasar en las elecciones.
Las órdenes de vacunación contra el COVID-19 han causado divisiones entre Bolsonaro y lo que él llama frecuentemente como «mi Ejército», personalizando a una institución pública.
El mando del Ejército exige que las tropas se vacunen; y el jefe del regulador sanitario Anvisa, el almirante en retiro Antonio Barra Torres, escribió una carta abierta al presidente instándole a retractarse de las críticas a su personal por autorizar la vacunación de los niños contra el coronavirus.
«Las recientes declaraciones sobre las vacunas demuestran que Bolsonaro no pudo impregnar a las Fuerzas Armadas con su ideología de extrema derecha», dijo el exministro de Defensa Celso Amorim.
Amorim, quien también fue ministro de Relaciones Exteriores de Lula entre 2003 y 2010 y sigue asesorando su candidatura, dijo que no está preocupado sobre la posibilidad de que los militares intenten frenar un tercer mandato del exlíder sindical.
Como presidente, Lula se resistió a los llamados de la izquierda para procesar a los líderes de las fuerzas armadas por los crímenes de la dictadura militar de 1964-1985. También supervisó el ambicioso gasto en aviones de combate, submarinos y tanques, señaló Amorim.
«Bolsonaro intentó cooptar a los militares, pero no pudo», dijo.
«ERRORES GARRAFALES»
El general en retiro Otavio Rego Barros, portavoz de Bolsonaro hasta que fue despedido sin reemplazo en 2020, dijo en una columna la semana pasada que los militares no eran responsables de los «errores garrafales» del gobierno de Bolsonaro.
«Las Fuerzas Armadas se reafirman como una institución del Estado, alejada de la política partidaria», escribió Rego Barros.
El lunes, el comandante de la Fuerza Aérea Brasileña, Carlos de Almeida Baptista Junior, dijo al diario Folha de S.Paulo que los militares no tenían partido y que «saludarían» a quien se convirtiera en su comandante en jefe en las próximas elecciones presidenciales.
Otro oficial en retiro, el general Paulo Chagas, quien hizo campaña por Bolsonaro en 2018, dijo a Reuters que muchos de sus colegas se habían disgustado con el presidente, ya que parecía no estar a la altura de la campaña anticorrupción con la que postuló.
«Para evitar la impugnación ha tenido que aliarse con políticos a los que llamaba ladrones y le llamaban fascista», dijo Chagas. Agregó que a pesar del escepticismo de los militares hacia Lula, las Fuerzas Armadas reconocerían una victoria electoral justa como tal.
Algunos generales pensaron que podrían mantener a Bolsonaro bajo su tutela uniéndose a su gobierno, pero ocurrió lo contrario, según Creomar de Souza, de la consultora de riesgo político Dharma. «Los hizo doblegarse. Los que no estaban de acuerdo se fueron o fueron despedidos», sostuvo.
Andre Cesar, analista político de Hold Legislative Advisors, coincidió en que muchos militares han señalado que están «bastante disgustados» con el liderazgo político de Bolsonaro.
«Veo al Ejército buscando una salida honorable de esta trampa en la que cayeron con el gobierno de Bolsonaro», afirmó.
(Reporte de Anthony Boadle; Editado en Español por Ricardo Figueroa)