El reto de devolver la vista a mil personas en cinco días en Senegal
María Rodríguez
Dakar, 13 ene (EFE).- Khady Diop (61 años) lleva desde las cinco de la mañana en el Hospital Militar de Ouakam, un barrio de Dakar, la capital de Senegal, porque tiene cita para operarse -por fin- de las cataratas que le impiden ver bien en ambos ojos.
Su doctor le avisó el pasado diciembre de que médicos extranjeros llevarían a cabo una campaña para operar cataratas allí y la citaron para este 11 de enero.
Esa campaña está organizada por la Fundación Elena Barraquer, con sede en Barcelona, que efectúa en países en desarrollo cirugías de cataratas, la primera causa de ceguera en el mundo y que se puede evitar con una operación de entre diez y quince minutos.
«Es una pena, por no decir una vergüenza, que haya 25 millones de personas ciegas en el mundo por una catarata que les podríamos quitar y resolver su problema», explica a Efe en Dakar la prestigiosa oftalmóloga española Elena Barraquer.
Tras el parón que ha supuesto la covid-19 en la atención a otras enfermedades, los casos de cataratas en Senegal (país con quien Barraquer tiene un vínculo desde 2004 y a donde envía una o dos misiones cada año) aumentaron y la Fundación se propuso un gran reto para revertir la situación: operar en cinco días a mil personas.
LA MAYOR EXPEDICIÓN
Se trata de la mayor «expedición» en número de intervenciones que ha realizado y cuenta con un equipo de 31 voluntarios, entre los que hay especialistas de España, Argentina, Venezuela, Italia y Sudáfrica.
«Para que te hagas una idea, un hospital de referencia en una capital de provincia intermedia en España (por ejemplo, Granada u Oviedo) opera entre unas 800 y 1.000 cataratas en todo un año», declara a Efe Joaquín Fernández, oftalmólogo cirujano y patrono de la Fundación, en el quirófano del hospital senegalés.
Para alcanzar esa meta, la Fundación recibe apoyo de la Fundación Servir le Sénégal (de la primera dama senegalesa, Marème Faye Sall), la multinacional española Mango, la compañía aérea Iberia, la empresa Oertli Instrumente AG y el grupo óptico GrandVision Spain.
El Hadji Malick Kane (59 años) entra en uno de los tres quirófanos que ha montado la Fundación en un solo día, equipados con material quirúrgico valorado en unos 100.000 euros.
Vestido con un chándal verde con el escudo del Barça, su equipo de fútbol, comenta a Efe que sufre cataratas en los dos ojos, pero que el derecho ya lo trató en un barrio de la periferia de Dakar en una operación que no salió bien.
Kane se recuesta en la camilla y relata que el año pasado se acercó a este hospital para intentar operarse del ojo izquierdo porque, «como es un hospital militar, se dice que es más serio».
Y fue entonces cuando le dijeron que los médicos de la Fundación vendrían y operarían de forma gratuita.
«Tiene la catarata en un muy mal lugar para la visión, es intermedia, pero está en el centro del eje visual. Para su edad no es lo normal, es un poco joven, acá en África todo se anticipa un poco en el tiempo», dice a Efe mientras prepara la operación de Kane el cirujano Gerardo Valvecchia, uno de los seis argentinos que integran esta expedición.
Valvecchia ya ha hecho varios viajes con la Fundación porque para él «está bueno devolver algo a la gente y estas cosas te hacen bien al corazón. Es cansado, pero devolver la vista a una persona es maravilloso, vale la pena el sacrificio».
UNA NUEVA MIRADA
Según Fernández, que lleva cinco años participando en este tipo de misiones, en Senegal hay mucha gente joven con cataratas «muy pasadas» con las que sólo perciben luz y que posiblemente se deban a la exposición al sol o la alimentación.
Barraquer decidió que la Fundación se dedicara a estos proyectos porque cree «que todos los médicos debemos ayudar a quien más lo necesita».
«Y en este caso -prosigue-, quien más lo necesita es la gente de los países donde, sea por falta de medios, por falta de tecnología o por falta de recursos humanos, no se pueden operar».
Así, esta semana, cada día, unas cuatrocientas personas se aglomeran en el pabellón que el hospital ha cedido a la Fundación: doscientas se operan ese día y las otras doscientas regresan para que les destapen el ojo operado y ver que todo va bien.
Boubacar Diallo (60 años), que conoció la campaña a través de un amigo, camina «contento» con gafas de sol, su ojo izquierdo -operado el día anterior- descubierto y el tratamiento en una bolsa en la mano.
Asegura que la operación quirúrgica fue «formidable» y el equipo médico «muy profesional», mientras decenas de personas, con un ojo tapado o con gafas de sol, salen del hospital con la oportunidad de poder vivir la vida con una nueva mirada. EFE
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