Entre toques de queda, multas y cuarentenas: mexicanos en el extranjero en tiempos de COVID-19
El tenista serbio Novak Djokovic protagonizó recientemente un escándalo luego de que intentara ingresar a Australia sin estar vacunado contra el COVID-19, una situación que finalmente lo llevó a ser expulsado del país, pero que abrió la puerta al debate internacional sobre si las restricciones por coronavirus en diversos países están siendo muy radicales o muy endebles.
El gobierno de México, uno de los países más afectados por la pandemia de SARS-CoV-2, ha defendido a capa y espada desde el primer caso registrado en el país la no aplicación de restricciones como cierre de fronteras o medidas obligatorias como el uso de las mascarillas para hacerle frente al virus.
“No se resuelve con eso. Eso lo que expresa es un afán autoritario, con todo respeto a quienes optan por eso […] no es una actitud de confianza a la gente, es ponerse por encima como autoridad y ver a los ciudadanos como menores de edad”, ha declarado el presidente Andrés Manuel López Obrador en sus famosas “mañaneras”, quien, además, contadas veces ha optado por el uso de cubrebocas y ha enfermado dos veces de covid.
Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) también ha hecho un llamado a los países para levantar las medidas estrictas contra el ingreso de los extranjeros y el cierre de fronteras, al considerar que no aportan un valor añadido y estas decisiones sólo contribuyen al estrés económico y social.
Para los viajeros, la pandemia los ha tocado de manera particular, pues el “ritual” previo a hacer un viaje también se ha convertido en toda una travesía al implicar gastos extras como el hacer pruebas PCR, perder días por hacer cuarentena, hospedaje al hacer confinamiento y preocupaciones si llegan a ‘pescar’ el virus.
Lucero Santiago, fundadora de la revista K-Magazine, llegó a Corea del Sur en agosto de 2020 como parte del programa K- Startup Grand Challenge, un concurso a nivel mundial sobre proyectos que pueden ser viables en el mercado coreano y del cual fue la única mexicana seleccionada, sin embargo, desde el primer segundo, su viaje ha tenido como compañero a la pandemia, que ha transformado su experiencia viviendo como extranjera en otro país.
En entrevista con Infobae México, la joven narra que llegó al país del kimchi cuando la pandemia de COVID-19 no tenía mucho de haber iniciado. Apenas arribó se encontró con uno de los primeros obstáculos: la cuarentena obligatoria, pues la hicieron quedarse en un hotel por dos semanas con un costo de 2 mil dólares (más de 41 mil pesos mexicanos).
El país al mando de Moon Jae-in ha destacado por ser uno de los gobiernos con mayores restricciones contra la población extranjera a raíz de la pandemia, medidas que se han ido ablandando conforme ha pasado el tiempo, sin embargo, la también periodista señala que al principio había ocasiones en las que ciertos días todos los extranjeros tenían que hacerse una prueba de Sars-Cov-2 o de lo contrario debían pagar una multa; cuando ha salido con amigos coreanos, también ha tenido que lidiar con la pregunta: “¿Ella tiene la vacuna?”.
La joven emprendedora indica que ella se vacunó en Corea del Sur luego de ver que hubo un problema con algunos extranjeros a los que no se les permitía la entrada por tener cierto tipo de vacunas, al tiempo que no sabía si regresaría pronto a México y ante la incertidumbre de escasez de éstas en territorio azteca.
“Las medidas han sido un poco estrictas, sí son muy pesadas y no son funcionales porque justo pasa que los casos siguen creciendo”, reconoce. Desde la llegada de la variante ómicron, las alertas rojas se han activado de nuevo en la nación del k-pop, pues los casos positivos se han disparado, llegando a tocar un nuevo récord histórico el pasado 2 de febrero con más de 20 mil casos en 24 horas.
Aunque la mexicana no se atreve a calificar las medidas de “racistas”, señala que el problema de las normas tan duras para los turistas y residentes de otros países radica en que la mayoría de los casos positivos registrados de coronavirus se deben a los extranjeros, lo que no les da una “buena imagen”, pues muchos de ellos van a lugares de vida nocturna como Hongdae o Itaewon, en donde ha habido brotes de covid considerables.
Para reducir los riesgos de contagios, el gobierno coreano ha impuesto toques de queda en bares y restaurantes, además de un aforo limitado. Recientemente dos idols del k-pop, Chani y Hwiyoung de la agrupación SF9, se vieron involucrados en un escándalo por permanecer en un bar con 13 personas pasada la una de la mañana, violando así el horario establecido hasta las nueve de la noche y el aforo permitido.
“En general sí ha habido ciertas acciones que te hacen sentir incómodo. También porque he visto algunos bares en donde justamente dicen: ‘No se admiten extranjeros aquí’, y que justo empezaron a hacerse en zonas muy exclusivas”, comenta, pero señala que Corea del Sur sigue intentando abrirse al mundo, aunque le cuesta trabajo por su pensamiento 우리 나라 (uri nara) o muy “hecho en Corea”.
Pese a estas restricciones, Lucero Santiago menciona que no puede quejarse del Servicio Nacional de Salud, lo que ha calificado de “sensacional”, pues pese a que en ciertas ocasiones se ha sentido como en Black Mirror, el rastreo de contactos por CCTV, códigos QR y apps ha sido eficiente.
“Yo estuve con una persona en el lugar donde vivo, estábamos en la cocina y ese día estaba trabajando muy normal, tomando un café y luego se fue. A los tres días me llaman: ‘Oye, ¿eres tal persona?, te vimos en la CCTV del lugar donde vives y esta persona que estaba enfrente de ti tiene covid, entonces necesito que hoy vayas de emergencia a hacerte la prueba y te tienes que quedar en tu casa hasta que pasen ciertos días’”, dice mientras asegura que fue muy shockeante el saberse vigilada tan de cerca y que por ello muchos extranjeros que violan las normas han sido rastreados y multados fácilmente.
Sin embargo, señala que el proceso para realizarse una prueba de COVID-19 en esta nación es sencillo, pues no hay tanta fila, no es tardado, no te estresas y te llega el resultado al día siguiente.
De igual forma, añade que cuando estuvo en cuarentena por tener un contacto que dio positivo se llevó la sorpresa al recibir un incentivo por no poder hacer sus actividades laborales: “¡El gobierno coreano me pagó por estar encerrada en mi casa!”, dice llena de incredulidad.
Lejos del país que la vio nacer, la creadora de una de las plataformas más importantes sobre noticias hallyu confiesa que uno de los principales problemas en México es que los ciudadanos no ponen de su parte para cuidarse de la pandemia.
“Aquí (en Corea del Sur) hay mucha gente que no le gusta el cubrebocas, pero está obligada a ponérselo; en México, si no nos ponemos algo, la gente no dice nada, no se quejan, no hay normas más fuertes como multas. Aquí sientes que si no haces algo, la gente te va a mirar feo y puede ser impactante”, critica.
En comparación con algunos países en los que aún hay resistencia al uso del cubrebocas, Lucero Santiago señala que los coreanos sí lo tienen muy arraigado, pues la mascarilla se volvió parte del outfit incluso antes de la llegada del virus debido a los problemas que esta nación enfrenta con el fenómeno llamado “polvo amarillo” y la contaminación.
Asimismo, asegura que sí sería necesario en México al menos imponer una cuarentena, pues también es una buena estrategia para apoyar a la industria hotelera y restaurantera tal y como hace el gobierno surcoreano.
Para Miriam Xochiquetzal Torres la pandemia no la siguió en su viaje a España, sino que llegó a ella ya instalada en el país y en medio de un trámite para lograr la nacionalidad.
Fue hace tres años cuando la joven mexicana decidió que quería recorrer el mundo, conocer más países y más culturas, por lo que se aventuró a vender todo lo que tenía hasta que finalmente los aires la llevaron a quedarse en Barcelona y luego en Amposta.
Aunque en el tema de salud el ser extranjera no ha sido un impedimento para ser tratada igual que cualquier ciudadano español, pues cuenta con la residencia, la comunicóloga sí tuvo obstáculos en diversos procesos relacionados a su estadía, así como en lo laboral.
“Fue una época difícil para mí porque justamente estaba en proceso de hacer mi contrato laboral y con la pandemia muchas empresas se vieron afectadas, entonces no sabía si me iba a quedar sin trabajo. Creo que el coronavirus al final lo que trajo fue un poco de inestabilidad e incertidumbre de saber si podía seguir manteniendo mi trabajo aquí en España y por tanto también mi residencia”, narra.
De igual forma, agrega que el virus la imposibilitó de moverse a otros sitios, pues en la región en donde vive también se impuso un toque de queda de una de la mañana a seis de la mañana. Si quería ir a otros lugares por cuestiones de trabajo debía tener todo reglamentado y justificar al gobierno por qué se estaba moviendo.
En España, Xochiquetzal ha tenido que apegarse al uso del cubrebocas obligatorio o pagar una multa de 600 euros (14 mil pesos mexicanos), no reunirse con más de 10 personas, lidiar con los restaurantes con aforos limitados y mostrar el certificado covid a donde sea que vaya.
Además, a nivel psicológico y emocional ha sufrido los estragos, pues acepta que se ha vuelto una persona que al final sólo quería estar en casa, no aceptaba planes para salir y se sentía triste porque sus amigos vivían en otras comunidades o países y no podía verlos. Incluso cuando intentó regresar a México tuvo que pensarlo.
“El año pasado, por la pandemia, quería regresar a México para ver a mi familia y no pude porque, aunque España no cerró frontera con México y México nunca cerró fronteras para ningún país, tenía que cumplir muchos requisitos para regresar a España. El problema no era entrar, el problema era regresar”, menciona.
La también autora del e-book Cómo emprender tu primer viaje describe que debía realizarse pruebas PCR, rellenar formularios, tener el certificado de vacunación y batallar con las medidas que España dirigió justo a no viajar al exterior por el alto riesgo de contagio.
Al hablar sobre las restricciones, Miriam sostiene que éstas no son del todo acertadas, pues incluso a veces llegan a ser contradictorias como el hecho de pedir mascarilla para entrar a un restaurante, pero al estar dentro te la puedes quitar aunque no estés consumiendo nada, así como el cierre de comercios, restaurantes, hostelería, entre otros, pues la gente que ahí vive depende en gran medida del turismo.
En cuanto al sistema de salud, la joven indica que siempre la han atendido bien, las pruebas de coronavirus que se ha tenido que realizar han sido gratuitas y también fue fácil acceder a la vacuna anticovid, lo que ve contrastado con su familia y amigos en el Estado de México que tuvieron que moverse a la Ciudad de México para que se pudieran inmunizar con dosis de vacunas que “ni sé de dónde han salido”.
Con todo y pandemia, y con apenas casi dos meses viviendo lejos de México, Claudia Escalante se dice contenta de haber llegado a Alemania, país al que arribó gracias a un programa en el que se postuló para trabajar como enfermera ante el déficit de personal de salud que presenta esta nación europea.
A sus 26 años, la mexicana que ahora se encuentra trabajando en la ciudad de Düsseldorf tuvo que realizarse una prueba PCR para poder ingresar, además de cumplir con una cuarentena por cinco días en un Airbnb y hacerse una segunda prueba; asimismo, añade que sufrió, pues en México nunca pudo obtener su certificado de vacunación.
“Fue un rollo porque a mí me pusieron las dos de AstraZeneca en México, pero nunca salió el maldito certificado de vacunación, entonces yo lo que hice fue que llevé mis papelitos de vacunación a una farmacia en Alemania y ellos me expidieron un certificado electrónico”, dijo.
Luego de obtener su certificado, se le generó un código QR que, al descargar la aplicación Coronaone, quedó registrada toda la información sobre qué tipo de vacunas se puso, cuándo y los resultados de sus pruebas de COVID-19.
En cuanto a las restricciones, precisa que éstas van cambiando, por ejemplo, recientemente fue a un bar y le pidieron tener tres dosis de vacunas o bien dos dosis y una prueba negativa de antígenos realizada ese mismo día.
Al cuestionarla sobre si considera que las restricciones son excesivas, Claudia asegura que son buenas y que quizá para los alemanes pueden resultar drásticas, no obstante, pese a que hay personas que no creen en el virus, “en Alemania se hace lo que la ley dice”.
Al hacer la comparación con México, la enfermera señala que en su nuevo trabajo basta presentar su credencial laboral para que tenga acceso a cajas de pruebas rápidas de coronavirus cuando quiera. No obstante, reconoció que si eres positivo al SARS-CoV-2 el hacer una cita con un médico general es tardado debido a que todo se “para” en fines de semana, pero al menos sí podría descansar los días que requiera sin perder su salario.
Recuerda que cuando enfermó de COVID-19 en México, le dieron un kit de medicamentos, entre ellos ivermectina, un medicamento antifúngico para animales que la propia Secretaría de Salud estaba dando pese a que no ha sido avalado como un tratamiento contra la pandemia por parte de la OMS.
Como enfermera, Escalante dice entender que México, por su contexto, no se pueda dar el lujo de frenar la economía, pues no es como Alemania en donde los negocios reciben apoyo cada que hay lockdown, pero sí critica que en el mundo haya quienes tienen un pensamiento privilegiado en donde se alegue el derecho a la libertad individual por encima del bienestar colectivo para “burlar” el no querer usar mascarilla o no vacunarse.
“Le dan más importancia a su libertad personal que a la salud de los demás, y a mí en lo personal me ofende porque yo vi a tantas personas morir de covid”, dice Claudia, quien trabajó un tiempo en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, lugar en el que siempre soñó trabajar, sin pensar que al final sería un difícil episodio en su vida.
“Me tocó estar en una terapia intensiva de covid y fue algo que realmente me dejó mal, con depresión, ansiedad, estrés postraumático”, narra y describe que, pese a tener experiencia solo en farmacia, fue aceptada en terapia intensiva debido a la saturación de hospitales que se vivió en la CDMX en los primeros meses de la pandemia.
Tras únicamente recibir dos días de entrenamiento fue enviada al área de terapia intensiva, primero con otra enfermera experimentada, pero al cabo de otros días la dejaron sola con los pacientes, por lo que fue un gran peso para ella e incluso cuenta que un día estuvo a punto de cometer un grave error que, por fortuna, alguien más notó y evitó.
En contraste, la mexicana llegó a Alemania como una asistente de enfermería y aún debe pasar seis meses de práctica y un examen para poder certificarse como enfermera y, ahora sí, entrar en acción.
El pasado 2 de febrero México superó el umbral de los cinco millones de casos acumulados de coronavirus, mientras la cifra de muertos sigue aumentando y ya supera los 300 mil decesos relacionados a esta enfermedad.
Sin restricciones para los viajeros que llegan desde el exterior, a quienes no se les exige una PRC ni una cuarentena, el país ha hecho frente a la pandemia con medidas como la sana distancia, uso de gel antibacterial y cubrebocas, pero ninguna obligatoria, ello sumado al difícil acceso a los test de covid y la nula posibilidad de que menores de 15 años de edad puedan ser inmunizados.
El gobierno de la cuarta transformación que encabeza López Obrador también recibió duras críticas cuando, antes de que se registrara el primer caso de SARS-CoV-2, se rehusara a cerrar las fronteras a fin de aminorar el impacto, lo que en consecuencia también dejó hospitales saturados en las 32 entidades federativas.
AMLO también se unió a la lista de los mandatarios como Donald Trump o Jair Bolsonaro que restaron importancia a la enfermedad e, incluso, contradecía las propias recomendaciones de la Secretaría de Salud al recomendar a los mexicanos “dar abrazos”; o cuando causó polémica al mostrar una estampita de la oración “Detente” que llevaba como amuleto en su cartera para protegerse del coronavirus; o la ocasión en la que aseguró que el no robar y no mentir ayudaba a no contraer el virus.
Recientemente, en diciembre de 2021 cuando se temía a nivel mundial del incremento de casos por la variante ómicron, el titular del Ejecutivo Federal volvió a desafiar a los expertos en Salud al convocar a sus simpatizantes a un evento en el Zócalo capitalino por motivo de sus tres años de Gobierno.
En tanto, en el afán de no afectar aún más al turismo, se ha permitido el desembarque de cruceros en los puertos aunque éstos vengan cargados de viajeros contagiados, ello mientras se siguen presentando focos de brotes importantes en lugares turísticos como Los Cabos, Cancún, la Riviera Maya, entre otros.
Estas acciones y decisiones le han valido a la administración y los voceros de la pandemia en el país, Hugo López-Gatell y Jorge Alcocer, denuncias ante la Fiscalía General de la República (FGR) por el “mal manejo” de la pandemia que ha dejado miles de muertes, asimismo, han aparecido reiteradas veces en tendencias de redes sociales, en donde los internautas han pedido su renuncia.
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