Francia, ante el rompecabezas de su presencia militar en el Sahel
A dos meses de la elección presidencial, el gobierno del liberal Emmanuel Macron intenta resolver el rompecabezas sobre cómo continuar su misión contra los yihadistas en el Sahel, donde se suceden los golpes de Estado y aumenta el recelo hacia el antiguo colonizador.
La situación es especialmente tensa en Malí. La junta militar, detrás de dos golpes de Estado en 2020 y 2021, anunció el lunes la expulsión del embajador francés en Bamako ante las recientes declaraciones «hostiles» de responsables galos.
El vocero del gobierno francés, Gabriel Attal, calificó este martes la decisión de «una etapa adicional en el aislamiento» de la junta y avanzó que se ven obligados a revisar con sus socios europeos su despliegue militar en Malí «para mediados de febrero».
Ante la progresión de fuerzas yihadistas en el norte de Malí, en enero de 2013, Francia, presidida entonces por el socialista François Hollande, decidió lanzar la operación Serval en este país africano, que permitió recuperar ciudades como Gao o Tombuctú.
A mediados de 2014, la nueva operación Barkhane, con apoyo de aliados de Francia en Europa, extendió el campo de acción a cinco países del Sahel –Malí, Mauritania, Burkina Faso, Níger y Chad–, aunque el principal contingente sigue siendo francés.
Sin embargo, hace seis meses, Francia inició una reducción de sus tropas en Malí para pasar de los 5.000 militares a mediados de 2021 a unos 2.500 o 3.000 para 2023, que se vio compensada por la llegada de refuerzos europeos en el marco de la fuerza especial Takuba.
Pero el porvenir de la misión está en el aire. Las autoridades de Malí, que exigen ahora que su presidente, el coronel Assimi Goita, apruebe primero el despliegue de cualquier contingente vinculado a Takuba, obligaron recientemente a Dinamarca a dar marcha atrás.
Los europeos se muestran además preocupados por la voluntad del nuevo poder de no celebrar elecciones inmediatamente y de su aparente llamado a la compañía rusa de mercenarios Wagner, que se considera próxima a la Rusia de Vladimir Putin. Bamako lo niega.
«Recordé nuestra gran preocupación por el despliegue confirmado de mercenarios rusos en Malí», dijo en enero el jefe de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, tras hablar con cancilleres del Sahel, precisando que su compromiso no es «a cualquier precio».
– «Fracaso» –
La revisión del despliegue en el Sahel, sobre todo una eventual retirada francesa de Malí, llega en un momento delicado para el gobierno de Macron, quien todavía no confirmó si opta a su reelección en la presidencial de abril, aunque su candidatura se da por hecho.
«¿Un soldado francés puede aún arriesgar su vida para proteger un país fallido que expulsa a su embajador?», tuiteó el martes el coronel francés retirado Raphaël Bernard. En nueve años de despliegue, Francia perdió a 48 militares en Malí (53 en todo el Sahel).
La ultraderechista Marine Le Pen, uno de los principales rivales de Macron, criticó el lunes lo que considera un «fracaso» del presidente. «No soporto que el gobierno maliense humille a nuestro ejército», agregó Le Pen, abogando por trasladar parte de las tropas a Chad.
Pero una retirada total de tropas, un escenario que el gobierno no ha evocado, tomaría varios meses por la fuerte presencia en algunas bases de Malí, según el Estado Mayor. Además, el traslado de Takuba a otro país del Sahel tampoco es fácil.
Aunque las fuerzas yihadistas siguen operando en la región, el vecino Níger ya aseguró que no acogerá esta fuerza especial europea. La imagen del ejército francés está además dañada en este país desde la muerte de tres manifestantes que bloqueaban uno de sus convoyes en noviembre.
Al frente de Chad gobierna por su parte una junta militar desde abril de 2021 tras la muerte del entonces presidente Idriss Déby Itno, y Burkina Faso acaba de registrar un golpe militar justificado en el fracaso para contener el auge de los grupos yihadistas.
La violencia se ha propagado a Burkina Faso y Níger, así como al norte de Costa de Marfil, Benín y Ghana. Según varias fuentes, Francia aboga no obstante por mantener su presencia en la región y por reforzar sus actividades de cooperación.
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