Pekín, un destino olímpico que no hace soñar a los deportistas

«Claramente, hubiese preferido ir a otro sitio». A imagen del biatleta sueco Sebastian Samuelsson, numerosos deportistas han admitido su escaso cariño por China, el anfitrión de los Juegos Olímpicos de Invierno-2022, ya sea por razones culturales, políticas o medioambientales.

– Sin cultura del esquí –

«Me parece desafortunado, no es un país con una cultura del esquí», declaró en noviembre a la AFP la francesa Perrine Laffont, campeona olímpica en la prueba de baches en 2018. «Fuimos a China por primera vez en 2017, hemos visto cómo se construían las estaciones de esquí para los Juegos», añadió.

«Serán unos Juegos Olímpicos particulares. Ir a China es una pequeña decepción. No hay el fervor por los deportes de invierno como en Europa o en otros países», agregó el biatleta francés Quentin Fillon-Maillet, líder de la clasificación general de la Copa del Mundo.

«Participé en los Juegos Olímpicos de la Juventud (en Innsbruck en 2012) y hubo un ambiente híper festivo», asegura su compañera Chloé Chevalier. «Tenía esa imagen de los Juegos Olímpicos y me duele decirme que será diferente. Hace falta que me prepare, pero no serán los Juegos más bonitos de la historia».

China viene de lejos: en una década, el número de estaciones ha pasado de 200 a 770, varios de ellos son complejos interiores, según la consultora inmobiliaria estadounidense JLL.

– Nieve y ecología –

«He visto construir una estación de esquí de la nada, lo que no es realmente ecológico cuando existen estaciones e infraestructuras, ya listos, en otros países. No hay nieve, no tiene sentido», lamentaba Laffont.

La región donde están ubicadas las sedes olímpicas es bien conocida por su falta de precipitaciones en invierno, por lo que apenas nunca nieva, pese al frío. Los Juegos se van a celebrar con el 100% de nueve artificial, cuya producción requiere grandes cantidades de agua y energía. Pekín ha asegurado que toda la electricidad que se consuma durante los Juegos será de origen renovable (eólica, solar, etc).

«No habrá paisajes demasiado nevados. Se anuncian condiciones muy difíciles en materia de temperatura y viento. También hay mucho en juego desde el punto de vista ecológico. Duele ver que han arrasado una montaña y que ahora es un bosque de farolas. No es muy natural», deploró Chevalier.

– Tensión política –

«Claramente, hubiese preferido ir a otro sitio. No creo que se deban organizar campeonatos o Juegos en este tipo de países», lanzaba por su parte Sebastian Samuelsson hace unos meses en una entrevista a la televisión pública sueca (SVT).

Ante la violación de derechos humanos en la provincia de Xinjiang, varios países han decidido un boicot diplomático a los Juegos, entre ellos Estados Unidos, Australia, Reino Unido, Canadá y Japón.

Un asunto que perturba también a algunos deportistas, aunque prefieren no referirse al tema para no ver comprometida su carrera deportiva.

«No tenemos el poder de elegir dónde van los Juegos. Por el lado deportivo, voy a hacer mi trabajo y no tengo ganas de entrar en política. Como atleta, no tengo ganas que se anulen los Juegos. Para nosotros representan cuatro años de esfuerzos», apunta el canadiense Mikael Kingsbury, campeón olímpico en 2018 de esquí de baches, interrogado por la AFP sobre un hipotético boicot deportivo.

«Hablamos de China dentro del equipo, conversamos con Amnistía para tener más información sobre lo que pasa», explicó a la AFP el campeón del mundo de eslalon, el noruego Sebastian Foss-Solevaag.

«Reflexionamos a lo que podemos hacer, pero nuestra conclusión es que no ha pasado nada bueno con los boicots. Si boicoteas es personal, no estarás allá pero no harás avanzar las cosas. Pero el boicot no es una opción, pensamos en otras cosas. Espero concentrarlas en los esquíes, pero somos conscientes que existen graves problemas en China».

«Me gustaría que pensemos en Juegos Olímpicos respetuosos, con un verdadero alma y conviviales», concluye Fillon-Maillet. «No con países que gastan miles de millones para organizar unos Juegos en instalaciones que después no se utilizarán o que se vaya a países sin tradición en los deportes de invierno».

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